Lo vintage está de moda. Paradójicamente ser vintage es ser moderno. Ante la inmediatez y la frialdad de la modernidad, de los intangibles digitales, de las imitaciones a base de plástico barato, se ha revalorizado todo aquello que huela artesanía, a anticuario a tejidos cálidos y únicos. En plena efervescencia de la música en streaming, de llevar en el bolsillo nuestra música favorita, vuelve el sonido cálido del vinilo, el levantarnos del sofá para darle la vuelta. Vuelven también las polaroid y el revelado de fotografías, la lomografía con sus típicos errores de gama, las gafas verdes y rojas para el 3D, aquellas sillas oxidadas que tanto nos molestaban en el trastero. Vuelven los sillones de casa de los abuelos, los jerséis con sus renos tejidos a mano por nuestras madres para Navidad, los papeles pintados con motivos victorianos, y los diseños recuperados de las baldosas de casas antiguas.
Pero la Navidad era vintage mucho antes de que la palabra vintage existiera. La decoración tradicional navideña está llena de objetos artesanales, de madera, de hierro, de lana. Objetos que nos evocan épocas que la mayoría de nosotros no hemos vivido. Casi podríamos decir que, hoy en día, escribir postales, comprar un sello y echarlas en un buzón se ha convertido en un hecho vintage y quizás, sean estos días la única vez al año que lo hacemos.
Retrocedamos unos cuantos años pero no tantos como para ganar el calificativo de vintage y recordemos aquellos minutos anteriores a las doce de la noche del 24 y del 31 de diciembre, cuando nos disponíamos a felicitar a amigos y familia mediante SMS empeñados todos en creer que nuestros mensajes SI iban a esquivar valientemente los colapsos de las redes y creyendo que los estábamos enviando antes que nadie. Ni la mejora de las tecnologías, ni la irrupción de otros sistemas de comunicación evita, de momento, que cuando unos cuantos millones de personas de una misma zona quieren enviar a la misma hora un “hola”, la cosa caiga, llámese WhatsApp, Facebook, o Skynet.
Así pues, ¿por qué no volver a intentarlo con el SMS? Conseguiremos ese toque distintivo que otorga el hecho de ser minoritario, despertaremos los recuerdos agradables de quien lo reciba, y seguramente recibiremos una casi inmediata respuesta. Y si lo mandas desde nuestro portal de usuarios, incluso puedes dejarlos programados, y así podrás contemplar con una risa burlona como el resto de tus amigos, se apartan de los turrones y de la conversación durante unos minutos para, smartphone en mano, enviar los whatsapps de rigor.
Si has llegado hasta aquí es que, probablemente, estés más que convencido y este año felicitarás por sms. Y ya que estamos, y puestos a ser originales ¿porque no enviar un poco de arte ASCII (imágenes dibujadas mediante caracteres estándares)? A la originalidad y al efecto sorpresa del SMS le añadiríamos un toque de calidad inigualable e insuperable por ese colectivo de dibujitos de colores tan llamativos como estridentes que enviarán el resto de nuestros amigos. Os dejamos un par de ejemplos al final del artículo, sólo hay que hacer un copia y pega en Tools, con el dibujo ya hecho y dejando suficientes caracteres libres para poder escribir la felicitación. Ten en cuenta que si los envías desde Tools has de cambiar los espacios por ‘.’ o por algún otro símbolo y has de poner por cuadruplicado la barra inversa (\).
¿Buscas una felicitación original? ¡Envíala por SMS!
…../’\
…./.”.\
…/.”.”.\
../.”.”’.”.\
./.”.”’.”’.”.\
/.”.”’.”’.”’.”.\
“””””[_]”””””
………..#
………###
…….#%##%
…..%##%###
…##%###%##
#%###%##%##
…………#
…………#
* Si copiais desde el blog, perdereis los saltos de línea. Para conservarlos, copiadlos directament desde este fichero.