Nos encontramos ante una nueva etapa en constante movimiento, que gira en torno a las nuevas tecnologías e Internet y está llevando a cabo cambios profundos y transformaciones de una sociedad que se mueve en un mundo globalizado, estos cambios suponen una verdadera revolución que nos toca vivir; a pesar de que hoy por hoy muchas personas no se hayan dado cuenta de lo que “tenemos encima”.
La era digital ha venido para quedarse definitivamente entre nosotros y esto es una realidad, que cada vez está más acentuada. Toda la revolución digital está transformando de manera clara y profunda los hábitos, el lenguaje, la vida y las costumbres de muchas personas para crear una nueva cultura, “la cultura digital”.
Además, todo este aluvión tecnológico supone un reto para que las personas puedan asimilar los conocimientos, actitudes y habilidades; y, por tanto, poder aprovechar todas las ventajas que ofrece este mundo digital.
No cabe duda de las muchas ventajas que la era digital ofrece a la sociedad y a las empresas que son capaces de adaptarse ante esta nueva situación (más eficiencia, ahorro de costes, más información disponible, ahorro de papel, protección del medioambiente, optimización de los recursos).
El impacto de la tecnología en la empresa, ha sido cada vez más importante en los últimos años, el uso de las nuevas tecnologías ha logrado que las empresas sean cada vez más competitivas y que aquellas empresas que no incorporan las innovaciones tecnológicas se queden atrás.
La transformación digital: una nueva realidad para las empresas
En el caso de las empresas, esta nueva época se traduce en dos palabras esenciales: transformación digital. Porque ni el cambio es algo puntual ni va a parar aquí. En un entorno en el que la disrupción tecnológica va a tomar el mando, las compañías, independientemente de su tamaño, tienen solo dos opciones: transformarse digitalmente o prepararse para, antes o después, acabar desapareciendo.
A día de hoy la tecnología y lo digital ocupan un puesto no solo transversal, sino también estratégico. Por tanto, los directivos y líderes de la compañía deben ser los primeros en encabezar esta nueva fórmula. Para ello, deben hacerse una primera pregunta: ¿cómo va a competir mi empresa en este nuevo entorno?
No solo hay que ser estratégicos, también hay que ser rápidos. Si los paradigmas de negocio anteriores permitían tomar decisiones de manera pausada y con calma, el entorno digital ha cambiado todo esto. La disrupción actual está en pleno movimiento, así que conviene que las decisiones se tomen de manera ágil y, sobre todo, que las empresas estén preparadas para este cambio.