Las nuevas tecnologías han modificado sustancialmente la forma en que funcionan las empresas. De hecho, actualmente los programas informáticos forman parte de los activos de muchas compañías. Por lo tanto, es lógico pensar que haya surgido la necesidad de desarrollar medidas de protección jurídica del software. Pero, ¿qué se puede hacer para proteger este tipo de activos?
Definición del término “software”.
Antes de revisar la protección jurídica de este activo, tenemos que definir el término software, desde el punto de vista legal. De acuerdo al TRLPI (Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual), en su artículo 96, el software es “toda secuencia de instrucciones o indicaciones destinadas a ser utilizadas (…) en un sistema informático para realizar una función o una tarea para obtener un resultado determinado (…)”. Por lo tanto, la interpretación legal no es muy distinta del concepto general de un software, que se basa en la escritura de código legible para las máquinas.
Sin embargo, cabe destacar que esta definición abre la posibilidad de proteger el código fuente del software. Esto es así porque en realidad es el código lo que indica las funciones que deben realizar y, por lo tanto, es la base del software o programa en cuestión. Entonces, el software no puede existir sin el código fuente, pero si es posible que el código dé vida a otro software que en apariencia es distinto al original.
Hasta este punto parece un proceso sencillo realizar la protección jurídica del software, pero en realidad es aquí en dónde empiezan las complicaciones. Recordemos que el código fuente es algo intangible, sin embargo se trata de un activo concreto.
Cómo lograr la protección jurídica del software.
Existen diferentes vías para obtener la protección jurídica del software. En primer lugar, se podría recurrir a la protección a través de los derechos de autor. De acuerdo al TRLPI, en su artículo 10.1, este tipo de programas tienen carácter intelectual, por lo que pueden protegerse.
Sin embargo, en este caso existe un aspecto considerado negativo. Para proteger adecuadamente la originalidad del código fuente es necesario inscribirlo en el Registro de Propiedad Intelectual para acreditar la fecha en la que se entrega la obra. El problema estriba en que este registro tiene carácter público, por lo que el código del software será divulgado y, como puedes imaginarte, no es el escenario más recomendable para evitar el plagio de un software. Para entender todos los pormenores del tema, encuentra un abogado especializado en protección de datos.
Otra opción es recurrir a la protección jurídica del software a través del contrato de Escrow. Al principio este tipo de contrato tenía como propósito poner a disposición de un agente Escrow (por ejemplo un notario) el código fuente para tenerlo disponible en caso que surgiera alguna eventualidad negativa con la empresa desarrolladora. Entonces, el propietario de la licencia podrá acceder al código y realizar los cambios necesarios. Actualmente los tribunales han dictado sentencias reafirmando que este sistema permite proteger los derechos relacionados con un software. En cualquier caso, consulta con un abogado informático para lograr la mejor protección posible.
Por último, también existe la protección jurídica de software a través del Secreto Industrial. Con este sistema se pretende evitar la divulgación de datos sensibles sin autorización de la organización o compañía que patrocina la configuración del código fuente. Entonces, todas las personas que participen en el desarrollo del programa deberán comprometerse a no divulgar ningún dato no aprobado a terceros. Al mismo tiempo, los inhabilita para realizar cualquier tipo de plagio de las partes que componen el software. Este sistema es especialmente útil mientras se está desarrollando el programa en cuestión.