A las 6:00 P.M llegaba el avión al aeropuerto de Oakland, cuando apenas habíamos salido a las 2 P.M en hora española. ¿4 horas de vuelo para cruzar el charco? No señores, 13. Había que contar las 9 horas de diferencia horaria que hay entre la costa Californiana y la catalana.
Para una joven que no había cruzado nunca el charco esto era el comienzo de una gran aventura y oportunidad, además de experimentar el famoso fenómeno “jet lag”, así como la cultura americana de primera mano.
Resumir en un post todo lo que he ganado en experiencia y vivido estos días en San Francisco es difícil, pero como podéis ver, lo estoy intentado. El por qué de mi viaje fue acompañar al CEO de Lleida.net, Sisco Sapena, al evento Finovate Spring 2019 que se celebraba en la ciudad que he nombrado antes. Este acontecimiento se lleva a cabo varias veces al año alrededor del mundo, y consiste en un encuentro de empresas, bancos y posibles clientes del sector fintech.
Nuestra misión allí era hacer un “elevator speech”, una modalidad de presentación que se está popularizando alrededor del mundo que consiste en exponer aquello que quieres en un tiempo máximo de siete minutos. Después de muchos intentos fallidos, de pruebas por allí y por allá, problemas de conectividad y de correos cruzados conseguimos hacer una presentación original a más no poder sobre los contratos certificados. Sólo hace falta que os diga que llevé durante la mitad de la presentación la careta de C3PO y que en menos tiempo del que duraba la presentación hicimos todo el proceso de envío y respuesta con selfie incluido. ¡Todo un récord digno de un verdadero Jedi!
¿Llegamos a superar el año que Sisco llevó el disfraz de pirata? No lo sé, pero lo que sí es que mucha gente vino a felicitarnos después, y que pudimos hacer “networking” como nunca.
No solo aprendí a perder la poca vergüenza en el escenario, sino que también descubrí de la mano de mi superior los secretos y procedimientos de una feria de tales dimensiones que tiene Finovate. ¡No todos los diecinueve añeros tienen esa oportunidad cada día, y menos en una ciudad de renombre como San Francisco!
Sus calles, diversidad, ruido y extravagancias la hacen un lugar digno de visitar y explorar: el bus turístico y los paseos al acabar la jornada fueron mi salvación en este sentido, ya que me hicieron disfrutar como una niña pequeña. Des de aquí me gustaría agradecer la oportunidad que se me dio, porque he podido sacarle mucho jugo. Espero poder repetir algún día.