“Eres William Blake?”, pregunta uno de los dos marshalls, apuntándole con un fusil, en una de las escenas más célebres de la película de Jim Jarmusch, Dead Man. “Sí, soy yo. Conoceís mi poesía? “, Responde justo antes de cargárselos, de un solo disparo a cada uno. Uno de los personajes principales de este western postmoderno es Xebeche, un indígena estadounidense educado en Europa que se hace llamar Nadie, que confunde el personaje principal con el poeta inglés William Blake.
Afortunadamente para Mr. Jarmusch, guionista también del filme, en el s. XIX Xebeche no podía comprobar que William Blake fuese una identidad real, ni que esa identidad perteneciese a William Blake. Estas son dos de las preguntas que un proceso KYC debe responder.
Las siglas KYC se refieren al término inglés Know Your Customer, Conoce a tu cliente, y hacen referencia a un conjunto de procesos y normativas heterogéneo, pero que tienen como finalidad identificar y verificar la identidad de los clientes durante los procesos de registro (onboarding), mientras cumplen con las regulaciones bancarias sobre financiación que regulan estas actividades.
Si originariamente estas regulaciones sólo aplicaban a entidades bancarias, a fin de reducir el blanqueo de capitales, actualmente se utiliza también para evitar el fraude online de identidad: durante el 2016, este fraude supuso unas pérdidas, sólo en EEUU, de 16.000 millones de dólares, afectando a 15 millones y medio de ciudadanos; en el Reino Unido, el mismo año, se produjeron 500 casos diarios de fraude de identidad.
KYC: buscando el equilibrio
El reto es crear o modificar los procesos actuales de registro, aplicando los requisitos y políticas KYC, pero reduciendo al mínimo el impacto sobre la experiencia del usuario durante el onboarding, buscando el equilibrio entre el riesgo y la conversión: hoy en día, los usuarios tienen claros los riesgos que conlleva el mundo digital, y no esperan encontrar la misma exigencia de seguridad en una aplicación para chatear que en una aplicación para gestionar la cuenta bancaria; de la misma forma, no supone el mismo riesgo un grupo de amigos transfiriendo 15 € para pagar las pizzas de la cena, que un crédito de 30.000 € a una empresa Fintech, o una hipoteca concedida por un banco. Y todo el proceso, por sencillo o complejo que sea, no debe abandonar el entorno digital: enviar la documentación por correo postal no debería ser ninguna solución utilizada en el año 2018.
Las soluciones KYC que os ofrecemos en Lleida.net cubren diferentes niveles de exigencia: desde la validación de datos como dnis o pasaportes, hasta el cumplimiento de las regulaciones del SEPBLAC con RIU, ya sea con una videoconferencia desasistida, autorizada hace pocos meses , o con la asistida; estos procesos, integrados dentro del Connectaclick, ofrecen un entorno completamente integrado para cualquier proceso de onboarding que necesite ser ágil, rápido y fácil, pero también seguro y de acuerdo con las regulaciones actuales de cada sector.